En esta entrada, traigo traducido un artículo publicado en la página del "Post Carbon Institute" sobre el tema de la bajada en los precios del petróleo, escrito por Richard Heinberg, 19 Diciembre de 2014;
El "Crash" en los precios del petróleo en 2014
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Los precios del petróleo han caído a la mitad desde el
pasado Junio. Este es un acontecimiento significativo para la industria
petrolera y para la economía global, ya que nadie sabe exactamente como la
industria o la economía responderá a largo plazo. Ya que estamos acabando el
año, tal vez sea un buen momento de hacer una pausa y preguntarse: (1) ¿Por qué
está sucediendo esto? (2) ¿Quién gana y quien pierde a corto plazo? (3) ¿Cuál
será el impacto en la producción petrolera de 2015?
1) ¿ Por qué esta sucediendo esto?
Euan Mearns hace un gran trabajo explicando el “crash” en
los precios del petróleo en este enlace. Brevemente, la demanda de petróleo se
está suavizando (notablemente en China, Japón y Europa) debido a que el crecimiento económico está vacilante. Mientras tanto, los EE.UU. están
importando menos petróleo a causa del incremento del suministro doméstico –
casi totalmente debido al ritmo frenético de perforación es sus campos de
petróleo compacto en Dakota del Norte y Texas, utilizando fractura hidráulica y
técnicas de perforación horizontal - mientras que la demanda se ha estabilizado.
Normalmente cuando hay un desajuste entre la oferta y la demanda
en el mercado global del crudo, Arabia Saudí – principal exportador mundial –
puede incrementar o aminorar su producción para estabilizar los precios. Pero
esta vez los Saudíes han rechazado recortar su producción, y en lugar de esto,
han recortado los precios a sus clientes en Asia, por que evidentemente la
familia real de Arabia quieren los precios bajos. Existen rumores sobre la
intención de castigar a Rusia e Irán por parte de los saudíes, debido a su
participación en Siria e Iraq. Precios bajos tienen el beneficio añadido (para
Riad) de sacudir a al menos algunos productores de petróleo compacto de
elevado precio, petróleo de aguas profundas y arenas bituminosas en el mercado
norteamericano, mejorando así la cuota de mercado de Arabia Saudí.
Los medios han dibujado la situación como un caso de exceso
de producción, pero es importante recordar el marco global: la producción
mundial de petróleo convencional (excluyendo líquidos procedentes del gas
natural, arenas bituminosas, petróleo de aguas profundas y petróleo compacto)
dejó de crecer en 2005, y lo cierto es que ha decrecido un poco desde entonces.
Prácticamente todo el crecimiento en la oferta ha venido de recursos más
costosos (y ambientalmente catastróficos) como son los casos del petróleo compacto
(o shale) y las arenas bituminosas. Como consecuencia de esto, los precios del
petróleo han sido muy elevados durante este periodo (con la excepción de los
meses de crisis más profundos y oscuros de la gran recesión). Incluso a el
nivel de precios actual deprimido entre los 55$ a 60$, los precios del petróleo
siguen por encima de los precios del
escenario de altos precios dibujado por la Agencia Internacional de la Energía
para el periodo actual hace una década.
Parte de la razón tiene que ver con el hecho de que los
costes de exploración y producción en la industria han subido de forma
dramática ( a comienzos de este año Steve Kopits de la firma analítica del
mercado energético Douglas-Westwood estimó que los costes están subiendo cerca
del 11% anual).
A corto, durante la década pasada la industria petrolera entró en un nuevo régimen de precios de producción más pronunciados,
crecimiento más lento de la oferta, declinación de la calidad de los recursos y
precios más elevados. Todo este importante contexto no lo encontramos ni por
asomo en las noticias en los medios sobre la caída en los precios, y sin el,
los eventos recientes son incomprensibles. Si el mercado del petróleo actual
puede caracterizarse en un estado de superabundancia, solo significa algo
momentáneo, y con un precio como el actual, hay más vendedores que compradores;
por tanto, no debe de tomarse como un hecho o un indicador a largo plazo de la
abundancia de recursos.
2) ¿Quién gana y quien pierde a corto plazo?
Gail Tverberg hace un gran trabajo aclarando las
consecuencias probables de la caída de los precios del petróleo en este enlace.
Para los EEUU, habrá algunos beneficios
tangibles de la caída de los precios de la gasolina: los conductores ahora
tienen más dinero en sus bolsillos para gastarse en regalos navideños. Sin
embargo, la caída también esconde peligros, y cuanto más tiempo permanezcan
bajos, más elevado es el riesgo. En los últimos 5 años, el petróleo compacto y
el gas de esquisto han sido un motor significativo en el crecimiento de la
economía de los EE.UU., añadiendo entre 300 y 400 billones (billón anglosajón) de $
anualmente al PIB. Estados con actividad relacionada con el “shale” han
incrementado significativamente su número de empleados, mientras que el resto
de la nación ha limitado a mantenerse renqueante.
La explosión del negocio del Shale se debe a una combinación
de precios elevados del petróleo, y financiación facilitada: con la Reserva
Federal manteniendo las tasas de interés cercanas a cero, decenas de pequeñas
empresas de petróleo y gas tuvieron acceso a la compra de contratos de arrendamiento
de perforación, el alquiler de equipos de perforación y de llevar a cabo el carísimo proceso del
fracking. Este fue un negocio discreto incluso en los “buenos tiempos”, con
numerosas compañías subsistiendo a base de revender los contratos de
arrendamiento y con “creatividad financiera”, mientras fallaban en demostrar un
beneficio claro procedente de la venta de producto. Ahora, si los precios
permanecen bajos, la mayoría de estas compañías reducirán sus actividades de perforación, y algunas desaparecerán en bloque.
El declive en los precios está afectando más rápidamente a
Rusia, y probablemente más duramente que a cualquier otra nación. Este país es
(en la mayoría de meses) el mayor productor, y el petróleo y el gas
proporcionan su principal fuente de ingresos. Como resultado de la caída de
precios y las sanciones económicas impuestas por los EE.UU, el rublo ha
colapsado. En el corto plazo, las compañías petroleras y gasísticas han
amortiguado el impacto: estas ganan dólares de alto valor a partir de las
ventas de sus productos, mientras que pagan sus gastos en rublos que han
perdido aproximadamente la mitad de su valor (comparado con el dólar) en los
últimos cinco meses. Pero para el ruso medio y para su gobierno, estos son
tiempos complicados.
Hay cuanto menos una posibilidad de que el “crash” de
petróleo tenga un significado geopolítico importante. Los EE.UU y Rusia están
enzarzados en lo que solo podemos denominar “guerra de baja intensidad” en
Ucrania: Moscú interpreta lo que está sucediendo como un esfuerzo para
arrebatar de su órbita ese país, y de rodear a Rusia de bases de la OTAN; en
Washington, mientras tanto, les gustaría
torpedear las relaciones entre Europa y Rusia, desactivando la posibilidad
futura de integración con Eurasia (la cual, si llegara a suceder, menoscabaría
el estatus hegemónico de los EEUU; discusión aquí); Washington también ve como
una violación de los acuerdos internacionales la anexión de Crimea. Algunos
argumentan que el declive en los precios del crudo resulta de una acción
conjunta entre los EEUU y Arabia Saudí, para inundar el mercado de petróleo
para golpear a la economía rusa, y de esta forma neutralizar la resistencia de
Moscú a ser rodeada por la OTAN (aun a costa de pérdidas a corto plazo de la
industria del petróleo compacto en los EEUU).
Rusia ha cimentado recientemente lazos energéticos y económicos más cercanos con China, quizás en parte como respuesta; a la vista de los
acontecimientos posteriores, la decisión de los Saudíes de vender petróleo a
China con descuento puede explicarse como otro intento por parte de Washington
(esta vez usando a la OPEC) para evitar la integración económica Euroasiática.
Otras naciones exportadoras de petróleo con un precio de
equilibrio elevado – destacar Venezuela e Irán, también en la lista de enemigos
de Washington- están seguramente experimentando el “crash” de los precios como
una catástrofe económica. Pero el dolor esta ampliamente extendido: Nigeria a
tenido que reconstruir sus presupuestos
para el próximo año, y la producción del Mar del Norte esta acercándose a un punto de colapso.
Los eventos están gestándose muy rápido, y presiones
económicas y geopolíticas se están cimentando. Históricamente, circunstancias
como estas en ocasiones condujeron a grandes conflictos abiertos, aunque un
guerra suprema entre los EEUU y Rusia permanece impensable debido a los
arsenales nucleares disuasorios que ambas naciones poseen.
Si hay de hecho elementos de la intriga geopolítica
conducida por los EEUU en marcha aquí (y reconocidamente esto es en gran medida
especulación), están corriendo con un riesgo serio de encogimiento
económico: el hundimiento de los precios
del petróleo parece ser el pinchazo de la burbuja de los bonos basura de alto rendimiento relacionados con la energía que, junto con el aumento de la
producción de petróleo, ha ayudado a la “recuperación” económica
estadounidense, y puede resultar no solo en despidos masivos en la industria
energética, si no en un contagio del miedo al sector bancario. Así las últimas
consecuencias del “crash” en el precio podrían incluir un pánico financiero
global (John Michael Greer argumenta esta posibilidad persuasivamente,
y, como siempre, de forma muy entretenida), pese a que es demasiado pronto para
considerar esto algo más que una posibilidad.
3. ¿Cuál será el
impacto en la producción de petróleo?
Hay realmente algunas buenas noticias para la industria
petrolera en todo esto: el coste de producción caerá casi con seguridad durante
los próximos meses. Las compañías recortarán en gastos allá donde puedan
(cuidado los niveles de mando intermedios!).
Como las plataformas de perforación estarán ociosas, los costes de
alquiler caerán. Al ser el precio del petróleo un ingrediente en el precio de
prácticamente todo lo demás, este petróleo más barato reducirá los costes de la
logística y el transporte del petróleo mediante tren y camión cisterna. Los
productores defenderán sus inversiones. Las compañías se centrarán exclusivamente
en las localizaciones más productivas, baratas en términos de perforación, y
esto de nuevo bajará la media de los costes en la industria. En el corto plazo,
la industria se promocionará a si misma de cara a los inversores como
nuevamente en forma. Pero la principal razón subyacente de que los costes de
producción subieran durante la década pasada – el decline en la calidad de los
recursos al agotarse y secarse los antiguos pozos de petróleo convencional – no
ha desaparecido. Y estas localizaciones más productivas, más baratas en
términos de perforación (también conocidos como “puntos dulces”) están
limitadas en tamaño y número.
La industria está poniendo una cara chulesca, por una buena razón. Las empresas en la senda
del “shale” necesitan aparentar provechosas con objetivo de mantener el valor
de sus bonos, evitando su evaporación. Las mayores compañías petroleras se
mantuvieron al margen del “boom” del petróleo compacto; sin embargo, los bajos precios les forzarán a recortar
sus inversiones menos rentables. La perforación no cesará, simplemente se
contraerá (el número de nuevos permisos para explotación de petróleo y gas
emitidos en Noviembre calló un 40 por ciento respecto a los meses anteriores).
Muchas compañías no tienen otra elección que continuar desarrollando proyectos
en los que ya están comprometidos financieramente, por lo que no veremos
reducciones sustanciosas en la producción en los próximos meses. La producción a partir de arenas bituminosas del Canadá continuará probablemente al ritmo actual, pero
no se expandirá ya que los nuevos proyectos requerirían un precio del petróleo más elevado que el actual para producir sin pérdidas.
Como el análisis de David Hughes del Post Carbon Institute
muestra, incluso sin el “crash” en el precio de producción en los pozos de
Bakken e Eagle Ford se hubiese esperado que llegaran a su cenit y empezaran un
descenso acusado en los próximos 2-3 años. El “crash” en el precio solo puede
acelerar el inevitable punto de inflexión.
¿Cuanto y cuan rápido caerá la producción petrolera mundial?Euan Mearns ofrece 3 escenarios; en el más probable de ellos (en su opinión) la
capacidad productiva se contraerá alrededor de 2 millones de barriles diarios
durante los próximos dos años como resultado del colapso en el precio.
Quizá estemos presenciado una de esas pequeñas ironías de la
historia: el histórico comienzo de un
inevitable, total, persistente descenso en la producción mundial de
combustibles líquidos puede que haya comenzado no alzando drásticamente los
precios del petróleo, como vimos en los años 70's o en 2008, si no con un “crash” en
los precios que algunos lumbreras vociferan como la “muerte del pico del petróleo”. Mientras tanto, los riesgos económicos y geopolíticos en desarrollo
a causa del desinflado de los precios hacen que las expectativas del BAU (seguir
como siempre) para el 2015 suenen más bien vacías.